martes, 12 de febrero de 2013

Día 182: EL momento que marca un antes y un despues.

Tras pasar mis últimos estos ultimos días comiéndome la cabeza y arrepintiéndome cada maldita noche por no escribir una maldita entrada en este maldito blog. Hoy por casualidad, sin tener ni la más remota idea de que actualizaría esto pero aqui estoy. Viviendo en el pais XXL, intentando comprender toda esa compleja filosofia americana, que con el tiempo me ha hecho ver la cosas mucho mas claras; fué la que me hizo abrir los ojos, ver que no todos somos iguales, que no todos tenemos los mismos gustos, las mismas maneras de pensar, las mismas religiones, las mismas maneras de respetarse... Que no todos tenemos los mismos puntos de vista sobre un tema del que nunca te has parado a pensar que alguna vez estarías comentándolo con alguien ya que era demasiado tonto e insignificante como para tener una conversación seria sobre él. Pero si, no sé si hoy es ese día exactamente, de esos días en los que ves todo nítido, todo muy claro, pero tengo claro que en todo este tiempo he aprendido cómo la gente vive aquí, cómo es la vida Estadounidense… El mundo es muy pequeño, amigo mío… Como bien dicen algunos más sabios que otros; el mundo es como un pañuelo. Porque Estados Unidos es mucho más que una gala de los Premios Oscars, una gala de los Golden Globes, de actrices preciosas con vestidos increíblemente maravillosos, de derroche de glamour, de lujosas mansiones, de grandes y caras marcas, de famosas primerizas / adolescentes californianas con pintas desaliñadas saliendo a la calle en chanclas, con agua vitaminada de sabores en mano, a comprar comida al FoodLion de la esquina más cercana sus casas, es mucho mas que grandiosos instutos con taquillas y gente revoloteando de un lado para otro, es mucho mas que clases de cocina, coro, fotografia o drama, es mucho mas que McDonalds, es mucho mas que Washington, NY, o LA, es mas que buses amarillos llenos de repelentes niños de primaria, es mucho más que bailes de instituto con chicas con pelos tiesos-rizados de peluquería y vestidos pomposos horteras de colores, que más de una no nos los pondríamos ni en carnaval, porque es mucho más que animadoras gordas que se les ve todo el trasero cuando saltan al hacer esas coreografías tan bien preparadas, con esas minifaldas azules y blancas, que se entregan en cuerpo y alma animando al equipo de futbol americano de su instituto,  es mucho más de lo que vemos en una película Hollywoodiense, de lo que vemos en las revistas, es mucho más que una bandera conocida por todos; Lo aseguro. Porque esta es no mi realidad, no es la realidad de nadie, o al menos no es la realidad de un americano, esta no es mi América, no es mi Estados Unidos, no es mi granito de Estados Unidos... Mi granito de Estados Unidos es este, New Kent y su gente.

lunes, 13 de agosto de 2012

Día -1: "no hay distancia que esté lejos"


Hay muchos tópicos acerca de la distancia, la puta distancia. Dicen que "no hay distancia que esté lejos", y la verdad es la única frase que ronda por mi cabeza desde hace unos días, desde que intento convencerme a mi misma de que cuando vuelva todo seguirá igual, desde que estoy empezando a asimilar que mis días en España se están acabando... De que se acaba todo, se deja una vida y con ella todo lo que la acompaña, y de que próximamente empieza otra nueva, totalmente nueva, y es que en verdad nada será igual. Pero hoy, a menos de 5 horas de irme de mi ciudad, de mi Lugo, todavía no me puedo creer que mi próxima cena será en NY, que mi próximo colegio será el "New Kent High School" en vez de " Maristas La Inmaculada", que voy a vivir con dos pequeñajos adorables, que voy ir todos los domingos a misa, que voy a tener que hablar inglés a todas horas, que cuando quede con mis nuevos amigos no voy a salir por obispo aguirre, ni ir al fluvial, ni a las termas, que cuando todos estén aquí viviendo su vida como siempre yo estaré a miles de quilómetros, ellos viviran su vida sin mi y yo también sin ellos. Y nose si tengo miedo, no se nada, no se que será de mi ni ahora, ni allí, ni cuando vuelva; pero no puede estar tan mal eso de vivir improvisando. Se que es una oportunidad increible, que son los Estados Unidos, un sueño no? una gran experiencia y todo lo que queráis, puede que quizás en unos meses, incluso días me de cuenta de todo eso pero ahora en este momento, solo me sale llorar por dejar atrás mi vida, mi gente, mi todo. Y creo que es normal, que a todos nos pasa lo mismo, nos mueve lo mismo, sentimos lo mismo. Que si ahora viene alguien y te dice "quédate a mi lado", lo harías sin dudarlo, sin pensar en nada ni nadie más. Pero se que nos hubieramos arrepentido si no decidiésemos ir, aunque ahora también nos arrepentimos por ir; pero mejor arrepentirse una noche, que toda una vida. 
Yo aquí, todavía en España, rondando la 1.30, hablando no sé si sola o con alguien… imaginándome cómo será mi futuro, el futuro que me espera. Me veré andando, ligeramente perdida, por tierras americanas. Pero si soy sincera, ahora sólo me tranquiliza pensar en “primero Nueva York, después Quinton”… Cuando llegue el momento de bajar del avión , sé que estaré demasiado nerviosa como para no reaccionar como en realidad tengo que reaccionar, o al menos espero reaccionar correctamente, y no hacer nada extraño, ninguna españolada que les llegue a incomodar… No saltarme ninguna de las indicaciones que nos dieron a mí y al resto en las reuniones… ("Nada de besos"), me costará mucho no despedirme de alguien y presentarme a... "a la española"??!, sino, dando un abrazo o incluso la mano. Tampoco podré despertarme “tarde”, ir a desayunar completamente dormida… verter un poco de leche en una taza, y ver como pasa la mañana mientras escucho mi canción preferida, o viendo la televisión… zapeando hasta cansarme… ver mucho, pero en realidad no ver nada... Pero bueno, todo esto son asuntos que yo ya iré viendo con el tiempo como ver si podré bajar en pijama a desayunar… o ver a qué hora me tendré que lavar los dientes y meterme en la cama, ver a qué hora me tendré que levantar los fines de semana, pero ahora voy a darme un respiro unos días en Nueva York con el resto de los chicos y chicas. Olvidarme absolutamente de todo, parar el reloj por unas horas, congelar el tiempo, poner la mente en blanco sólo para disfrutar y evitar no pensar a reflexionar ni una milésima de segundo sobre la cosa tan grande que se me viene encima.